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El cerebro tiene hambre

Comer bien para correr bien

El consumo de la mezcla adecuada de alimentos y nutrientes evidentemente ayuda en la recuperación de los músculos y a mejorar el desempeño durante los entrenamientos, pero ¿había considerado los efectos que tiene su alimentación en su cerebro?

El cerebro está formado por aproximadamente 100 mil millones de neuronas, que se agrupan para transmitir señales electroquímicas. Para que las neuronas funcionen adecuadamente requieren de compuestos químicos denominados neurotransmisores.

Se pierden neuronas de manera natural a lo largo de la vida, pero el proceso no se acelera a medida que uno envejece.  La pérdida de agilidad mental, en realidad, puede deberse a una falla de comunicación entre neuronas. Los neurotransmisores llevan mensajes de una neurona a otra y tienen influencia en el humor, el razonamiento y los patrones de sueño de las personas. Entre los principales neurotransmisores se pueden mencionar la acetilcolina, la dopamina y la serotonina.

El cerebro tiene altos requerimientos de energía y la glucosa es el único combustible disponible bajo condiciones normales. A diferencia de las células musculares, las células nerviosas no son capaces de almacenar glucosa y por lo tanto, dependen de un aporte constante de glucosa. El déficit de glucosa debido a una pobre alimentación puede producir confusión, mareo y desmayos.

Se ha visto que el consumo de bebidas deportivas durante el entrenamiento retrasa la fatiga cerebral o “fatiga central”. Cuando hay bajos niveles de glucosa en sangre existen altas concentraciones de serotonina y adenosina en el cerebro, lo que causa fatiga.  Evidentemente, la ingesta de carbohidratos  durante el entrenamiento reduce la sensación de fatiga en músculos.

El agua también es indispensable para el cerebro. La mayor parte de la sangre es agua y es la sangre la encargada de llevar oxígeno y nutrientes al cerebro. También se debe tomar en cuenta que las neuronas tienen una capa de grasa. Los alimentos ricos en omega-3 parecen mejorar la comunicación cerebral. Niveles inadecuados de omega-3 pueden estar asociados con depresión y otros padecimientos mentales. Fuentes ricas en omega-3 es el pescado como el salmón, las sardinas y la trucha.

El cerebro utiliza casi la mitad del consumo total de oxígeno del cuerpo. Los radicales libres, producto de la utilización de oxígeno, pueden dañar el cerebro por lo que es recomendable consumir antioxidantes para desactivar los radicales libres. Además de las vitaminas antioxidantes como la vitamina C, las frutas, verduras y nueces aportan grandes cantidades de antioxidantes. Los arándanos, las zarzamoras, el brócoli, la naranja, las uvas rojas y los kiwis son excelentes fuentes de antioxidantes.

El complejo de vitaminas B es vital para el correcto funcionamiento del cerebro, pues protege los tejidos cerebrales, la médula espinal y evita la degradación neuronal. La leche, el queso y el yoghurt son fuentes de vitamina B.

Claramente es aconsejable seguir las recomendaciones de mamá y consumir alimentos variados para tener un cerebro sano.

1 Comment to “El cerebro tiene hambre”

  • Jorge Villanueva 30 abril, 2010 a las 2:37 pm

    Como ya lo dije antes estar sano no es moda es una necesidad para vivir excelentemente bien y sentirse mejor.

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